martes, 7 de agosto de 2012

Capitulo 455


Pedro: ¿estás comiendo bien? – le preguntó, mientras Mateo se encontraba inquieto en los brazos de su papá.

Paula asintió  de costado.

Pedro: Pau… tenes que cuidarte, por vos, por los bebitos – y de repente Mateo incordioso por la forma en que su padre lo sostenía le pego un manotazo en el hombro donde a Pedro más le dolía- Ay!

Pau: ¡Mati! Damelo –  y Pedro se lo alcanza- ¿te duele mucho?

Pedro: (sonríe) un  poco, pega fuerte eh!

Paula sonrió: No se pega mi amor-  le decía al bebé y este buscaba el pecho de su mamá- debe ser que tiene hambre

Pedro: dale de comer, y de paso me llevo a Nico  a su cunita

Pau: seguro que podés? Están pesados

Pedro: claro que puedo, es un bebé Pau

Pau: No hace falta que te hagas el fuerte, se que te duele todo

Pedro: y vos no te hagas la superada, y mejor que empieces a comer bien o buscamos una nutricionista

Paula puso mala cara y siguió dándole la teta a Mateo sin emitir palabra. Pedro tenía razón en lo que le decía.

Pau: amor, ¿queres que te pase crema?- le preguntó después de darle de comer al Mateo, que extrañamente se había vuelto a dormir, de verdad tenía mucho sueño acumulado y Paula le dio lastima despertarlo aunque suponía que a la noche iba  a ser un caos para dormirlo a él y a su hermano.

Pedro: dale mi amor, espérame que la busco

Pau: yo voy-lo interrumpió.

Pedro: vos te quedas acostada- le ordenó.

Pau: No seas exagerado, amor

Pedro regresó con la crema: No soy exagerado, trato de cuidarte, ¿mira si te caes con el nene?

Pau: basta, me haces sentir peor

Pedro se saca la remera y se pone de espaldas.

Pedro: ¿no te estarás sobre exigiendo mucho? Teniendo en cuenta que estas época de lactancia y que no es solo un bebé, son dos, requieren más tiempo, dedicación

Pau: No creo, tampoco estoy comiendo tan mal, es hasta que entre en ritmo- le dice con firmeza, mientras se acomodaba para comenzar la sesión - venia de no hacer nada 

Pedro: si vos decís, si no vamos al medico

Pau: la semana que viene tengo turno y le pregunto

Pedro asintió.

Pau: tenes muchísimos moretones, mi amor-

Pedro: pasame despacito- le dice ñañoso.

Pau: si, mi vida – dice riendo

Pedro: no te rías- medio se enfada.

Pau: te amo, mi amor- le dice y le da un beso en la nuca, antes de continuar con la crema.

Pedro: yo también

Después de pasarle la crema, se acostaron a dormir un rato antes de la cena. Paula se despertó con muchísimo apetito, aprovechó que los bebes aun dormían para comer algo.

Minutos después sintió desde arriba el llanto de un bebé, y por lo agudo supuso que se trataba de Nico.

Cuando llega al cuarto, Pedro aun dormía, no había sentido para nada los gritos del bebé.

Una vez con el gordito en brazos, Mateo se despertó atrás de él. Por suerte este no lloraba, así que cargó a Nico en el canguro de espaldas, luego tomó a Mateo en brazos  y bajo a la cocina para no molestar a Pepe.

Dejo a los bebes en su mantita con todos los chiches, y se dedicó a jugar con ellos un ratito, mientras preparaba la cena.

Al principio, los Alfonsitos estaban tranquilos, ambos se sentaban y acostaban a su gusto, se tocaban entre ellos, alguna que otra caricia media brusca, pero tenían una química muy especial. Jugaban juntos.

Paula los observaba desde la mesada, cuando fue a poner la comida en el horno escuchó un llanto de  bebé y va corriendo hasta donde estaban. Mateo estaba lagrimeando con su hermanito acostado encima.

Pau: ¿Qué paso acá?- dice y sin darse cuenta levanta demasiado la voz, y Nico también se asusta y empieza a llorar- Perdón mis amores, perdón – se lamenta e intenta calmarlos pero no había forma.

Cuando alza  a Mateo siente un olor hediondo, debía cambiarle el pañal, y Nico todavía seguía llorando. Y la comida en el horno. Definitivamente necesitaba la ayuda de Pedro.

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