Llego a su
casa y estaba la cena lista, los chicos todavía despiertos. No se dormían si no
los bañaban, ya se habían acostumbrado. Amaba esos, momentos, los disfrutaba a
pleno.
-Pau:
dignos hijos tuyos, aman el agua
-Pp: jaja
mira como hacen las patitas
-Pau: y
mira la carita de puchero que hacen cuando los sacamos
-Pp: y los
dejemos un ratito mas
-Pau: no,
ya pasaron bastante tiempo, les va a dar frio
-Pp: y
bueno vamos a vestirlos.
Ya los
bebitos estaban listos para alimentarse, Pedro se encargo de darle la mamadera
al más pequeño. Se la termino sin problema y se quedaron jugando hasta que se
durmió.
Mateo
estaba dormido en su cuna por lo que su mujer lo obligo prácticamente a dejar
al menor de a familia también en su cuna.
-Pau: ya te
dije o los dos o ninguno
-Pp: pero
Mati ya está dormido
-Pau: lo
mismo, aparte yo también quería mimos
-Pp:
hubiésemos empezado por ahí.
Empieza a
besarla suavemente mientras acariciaba su espalda. Ella responde de la mejor
manera. Los besos y caricias empezaron a ser más intensos. De repente se siente
el llanto de Nico, Pedro se levanta rápidamente y lo toma en brazos
-Pp: que
pasa hijo? (Mirándola a Paula) serán cólicos
-Pau: no creo,
damelo
Después de
pasearlo durante dos horas, habiendo recorrido toda la casa meciéndolo estaban
al borde del colapso
-Pau: no
entiendo que pasa. Ni con vos ni conmigo se calma
-Pp: le
habrá caído mal la leche? Yo se la hice más liviana para que no le haga mal
como a Mati
-Pau: como más
liviana?
-Pp: le puse
menos
-Pau: (sonríe)
ayy mi amor si no te amara tanto te mataría
Toma a Nico
en sus brazos y se sienta a darle de mamar. Apenas lo puso en el pecho el bebé
se prendió desesperado. Paula sonreía mientras le acariciaba la carita sacando
las lágrimas del rostro de su hijo.
Parado
frente a su mujer miraba sin entender nada. No sabía que había pasado pero estaba
seguro que era culpa de él. Lo frustraba cuando pasaban estas cosas, no podía evitar
sentirse mal padre.
-Pau: no
pasa nada amor, es solo que estaba muerto de hambre. Seguramente le hiciste la
leche muy aguada
Espero
pacientemente a que su hijo terminara de comer y se durmiera. Después sin decir
palabra salió al jardín y se prendió un cigarrillo. Después de un rato sintió las
manos de Pau quitándole el cigarro de la boca y lo tiraba al pasto.
-Pau: no
fumes, no te hace bien
-Pp: me
saca los nervios
-Pau: pero
no paso nada
-Pp: lloro
casi dos horas por mi culpa
-Pau: Si
vamos al caso yo tampoco me di cuenta
-Pp: si
pero fue culpa mía. Soy un desastre
-Pau: vos
sos un tierno, eso sí, la próxima preguntame
-Pp: (sonríe)
era una pirañita, te dolió?
-Pau: un poquito,
a veces pero no es nada.
-Pp: hoy te puedo pedir mimos?
-Pau: jaja
si mi amor, hoy y siempre. La única condición
es que entremos porque me estoy congelando
La abraza y
entran a la casa
-Pp: estas
helada mi vida, vení nos demos una ducha calentita y vamos a la cama
-Pau: parece que no era solo mimos
-Pp: jaja
te juro que no hay segundas intenciones, pero si vos queres sabes que yo estoy
siempre dispuesto
-Pau: sos
un tonto, veni entremos que de verdad me estoy congelando
Después de bañarse se acuestan. La angustia había
disminuido pero igualmente ella se encargo de mimarlo y relajarlo hasta que se
quedo dormido.
No tardo en
acurrucarse en su pecho y dormir hasta que sonara el despertador o hasta que sus hijos se despertaran lo que
sucediera primero
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