domingo, 15 de enero de 2012

Capitulo 284

Cerca de la una se van los Chaves, y los chicos se acostaron. Se despertaron un par de veces por los bebés. A las once se levantaron, desayunaron, cargaron lo último que faltaba; los regalos, el bolso de mano de los bebitos, la mochila de él donde llevaba la cámara, la compu y algunas cosas más.
Pusieron a los bebitos en los huevitos y Pau subió con Moro en el asiento de adelante. Pedro se revisó que todo estuviera bien cerrado, conecto la alarma y partieron rumbo a Mármol. Era un viaje especial, el primero con sus hijos, la primer navidad juntos.
A Pedro lo emocionaba que ella accediera a pasar la navidad en su casa, sabía que iba a extrañar a su papá a sus hermanos pero aun así decidió lo que a él lo hacía más feliz. No podía dejar de pensar en la navidad pasada, el viajando a Mercedes a casa de su hermana, ella en Lobos, tan cerca y tan lejos a la vez. En ese momento hubiese dado cualquier cosa por estar juntos. Un año después iban camino a su casa paterna, con sus hijos, su perro. Se sentía pleno, feliz, un hombre completo
Paula por su parte sentía lo mismo, el año anterior tenía tantas dudas, tantos miedos. Dudas que se disiparon en el verano cuando pensó que lo perdía, en ese momento entendió cuanto lo amaba. Miedos que Pedro se encargo de borrar uno a uno, se sentía segura, amada, feliz.
De repente Moro se salió de arriba de Paula y se pasó al asiento de atrás. Pedro disminuyo la velocidad por las dudas, Ella lo miraba atentamente. Una vez Morito los sorprendió demostrando cuanto había crecido. Se puso en el medio de los dos bebitos, se acerco despacito, los olfateo y se acostó en el medio, como cuidándolos.
No pudieron evitar sonreír, era lo que ellos esperaban que hiciera. Paula preparo el mate y fueron tomando hasta llegar a la casa de Horacio cerca de la una. Llegaron y Pedro bajo a abrir el portón para entrar la camioneta y bajar todo adentro.
-Pau: Seguro amor? Le vamos a arruinar el césped del parque
-Pp: no lo vamos a arruinar, además no quiero dejar la camioneta afuera. A parte vos pensas que al viejo le va a importar el césped? Cuando vea a los Alfonsitos se olvida de todo lo demás.
-Pau: o sea que vas a usar los bebitos para tener privilegios que tus hermanos no tienen?
-Pp: por supuesto. No los uso a ellos, uso sus encantos
Apenas estacionaron la camioneta salió Horacio, Tenia una sonrisa enorme, estaba feliz y se le notaba. Paula se ponía muy contenta de verlo tan bien, lo quería mucho y sabia que estas fechas eran las más difíciles. Le daba mucha alegría contribuir un poco para que esa tristeza disminuyera. Bajaron y saludaron
-Pp: hola viejo, te molesta que metí la camioneta?
-Horacio: hola hijo (abrazándolo) no, como me va a molestar. Así les es más cómodos. Hola Paulita
-Pau: hola Hora, me preocupaba que te arruináramos el césped
-Horacio: pero por favor, no importa eso. Y mis nietos?
-Pp: listo pasamos a segundo plano. En sus sillitas, que por cierto instale yo
-Horacio: (sonrió) muy bien hijo te felicito.
Abre la puerta de atrás de la camioneta y Moro se para rápidamente y hace un gruñido
-Horacio: epa, no lo tenía tan guardián
-Pp: la verdad, nosotros tampoco. Veni Morito, es el abuelo no pasa nada.
-Pau: veni chancho bajate. Ya bajamos a los bebitos
Moro hizo caso y se bajo, pero en lugar de salir corriendo a buscar los otros perros que tenia Horacio se quedo al lado de la camioneta esperando que bajen a los bebés. Tanto Paula como Pedro estaban sorprendidos ante la actitud del perrito, ellos se imaginaban que iba a estar celoso, más demandante. Pero había reaccionado de manera totalmente opuesto, se quedaba al lado de los nenes, había decidido que los tenía que cuidar y así lo estaba haciendo
Apenas lo levantaron de su huevito Mateo abrió los ojos y empezó a mirar todo con curiosidad como era su costumbre. Pedro se lo paso a su padre para que lo llevara a la casa. Mientras Paula se encargaba de Nico él bajaba el cochecito y el bolso, después iba a bajar lo demás.
Entraron y se encontraron con Fede que se estaba despertando, les provoco risa la cara de dormido que tenia. Horacio ya tenía la mesa puesta y la comida lista. Solo debían esperar un rato a Sonia que también venia a almorzar. Aprovecharon ese tiempito para terminar de bajar las cosas y acomodarse.

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